El acto de rechinar y apretar los dientes, muchas veces, de forma totalmente involuntaria, es lo que se denomina comúnmente bruxismo. Se trata de una afección que afecta a cada vez más personas. Esto es debido a que está íntimamente relacionada con el estrés y estados de nerviosismo.
Como decíamos, este gesto involuntario denota en muchos casos una tensión física y psicológica subyacente. Por eso, las personas que lo sufren pueden notar que hay periodos en los que aparece y otros en los que no, normalmente aquellos coincidentes con situación de más o menos estrés.
Pero lo cierto es que existen más causas que pueden provocar bruxismo o pueden predisponer a ciertas personas a padecerlo, por ejemplo:
El bruxismo suele aparecer cuando somos más jóvenes, incluso en la niñez, y pueden darse episodios a lo largo de los años o bien cronificarse en casos más serios. Este problema suele desaparecer con la edad, sobre todo en la tercera edad, aunque, si se tratan las causas en origen, puede desaparecer en cualquier momento.
A veces no somos conscientes de que padecemos bruxismo ya que se trata de movimientos y gestos involuntarios y habitualmente se agrava mientras dormimos. Por ello, debemos fijarnos en otro tipo de señales que podrían indicar que sí lo padecemos:
Si tenemos la sospecha de padecer bruxismo, debemos acudir a un especialista para que lo evalúe, como es el caso de nuestros dentistas de Zaragoza.
Se realizará una exploración en detalle en la que se valorará el nivel de desgaste de nuestros dientes, el funcionamiento de nuestra articulación y la musculatura implicada. Además, nos realizará una serie de preguntas para valorar otra serie de síntomas que confirmen que padecemos bruxismo.
Si finalmente el diagnóstico lo confirma, será preciso identificar el origen, por eso, puede ser preciso contar con varios especialistas, por ejemplo, si el origen es un elevado estrés o tensión o bien alteraciones del sueño.
Por parte de los dentistas, la solución más habitual es la fabricación de una férula de descarga, a la medida del paciente. Se trata de una pieza que se ajusta a la dentadura y que sirve para minimizar los daños que puede producir el apretar los dientes de forma excesiva.
Además, si los daños son considerables, puede que se necesiten tratamientos odontológicos para restaurar o reponer las piezas dañadas.
Nuestro consejo es que recurras a profesionales de la salud bucodental para obtener un primer diagnóstico y, a partir de ahí, se pueda tratar el origen de este problema que, en la mayoría de los casos, tiene solución, o para el que, como mínimo existen opciones para minimizarlo.
¡No dudes en consultar con tu dentista de confianza!